LA MILITANCIA DEL SILENCIO.


Comentario Necesario. El texto que a continuación publicamos, pertenece al contexto pocas horas antes de asistir a la toma del Ministerio de Ambiente en Caracas el 20 de marzo de 2007 con el propósito de solicitar la derogación de las concesiones mineras en la Sierra de Perijá. Aún las comunidades resisten, el Estado venezolano apunta cambios importantes en esta materia, sin embargo el capital minero sigue presionando.

La Militancia del Silencio

Hoy parece agudizarse una compleja ceguera. Como aquel virus que se propaga en la novela de Saramago: todos quieren ver, pocos lo hacen, otros repentinamente adolecen de una ceguera blanca. Ceguera blanca que hoy se convierte para los disidentes del proceso dirigido por las elites venezolanas en ceguera oscura, o más bien espamódicamente negra. Los Intelectuales tradicionales venezolanos se callan ante los tratados de libre comercio, disfrazados de integración latinoamericana, aplauden la entrega de las reservas energéticas en largos y cómodos plazos a transnacionales, asumiendo una posición mucho más “neutral” confundida o acomodaticiamente desinformada, para no comprometer su cargo y prestigio.

No existe compromiso de su parte con la fuerza que se mueve desde abajo, salvo que cuando llegue el inexorable deslave popular, salgan a explicarlo todo de nuevo a ver donde se acomodan. Triste silencio este de unos personajes que nunca supieron hacer revolución y que ahora sabiéndolo, se acomodan en las esquinas del poder para susurrar (solo para eso) ideas fosilizadas y fantasmas que se mueven en su penumbra inducida. Son operadores de un pensamiento único, con discurso único y vestir único; amantes de la homogeneidad acusan en sus bolsillos monedas de una sola cara, brazos relajados para alcanzar el aplauso mediocre y labios circunspectos para su silencio fúnebre. Enanos ciegos y de grueso corazón paralítico argumentan y secundan a los operadores internos del imperialismo.

Aquí en Venezuela y en pleno proceso de revolución, por ende, de contradicción, resistencia y acomodo de viejos sectores de siempre, solo que ahora visten, hablan y callan bajo otro color, cuando la disidencia aparece, cuando la rebeldía se resiste a ser tratada como infiltrada o como mafia verde, cuando quien habla lo hace desde la vísceras de la indignación, del hambre de justicia, cuando el discurso no se acomoda a las vacías consignas tanto electoreras como las opositoras, cuando el pensamiento “salvaje” desnuda el rostro del poder señalando que el traje invisible del rey, no es traje; cuando se dice y se piensa sin miedo a perder nada o lo poco que se tiene, cuando se detecta la rapidez con la que supo y pudo acomodarse la oposición dentro de la revolución, cuando se dice que ambos sectores terriblemente están coincidiendo en muchos proyectos de infraestructura, financieros o jurídicos; en fin, cuando la libertad de conciencia toma rostro de pueblo y calle, cuando eso ocurre, aparecen los más asombrosos discursos de ecuanimidad, objetividad y estrategia política que el mismísimo Sun Tzu en el “Arte de la Guerra” envidiaría y hasta copiaría y argumentaría con sabiduría su prudencia esquizofrénica y camaleónica.

Hoy quienes hablan en nombre del Estado o en todo caso de la “revolución”, lo hacen, en nombre de un colectivo, que no lo es, o que lo deja de ser, cuando se escudan en señalamientos cloacales, esgrimiendo culpas o responsabilidades ficticias, argumentos forzados por el avance de su miedo, su terror a la espontaneidad del pueblo. Su militancia revolucionaria ha sido y es de pasillo y oficina. La burocracia y los militantes de la tecnocracia se están devorando el proceso revolucionario. Hoy quienes hablan en nombre del Estado o de la “revolución” lo hacen en nombre de su “revolución de Lobby”; pero quienes secundan con su silencio a los que hablan en nombre de esa “revolución” terminan siendo aún peores.

La militancia del Silencio tiene su propio bestiario, entre los cuales suele destacar los Gendarmes de la palabra hueca y los Enanos de Brazos largos y pensamiento corto. Estos se secundan en las coartadas del aplauso mediocre, en las migajas de las gotitas de petróleo dejadas bajo los grifos rotos de la enorme tubería que sucumbe en el norte. Son los mismos tecnócratas de siempre, vestidos y holgados con los mejores trajes de la simulación funeraria. Asisten rutinaria y puntualmente a su propio velorio, como solo lo saben hacer quienes engordan sus curriculas de certificados instantáneos, y terminan frisando las gordas y pesadas ojeras de oso panda, síntomas de su prematura morinbundéz. Acuden sin falta, con la mirada del gélido cálculo de los gerentes o de los corredores de bolsa, al silencio de sus mentes y al entierro de sus conciencias y de su autonomía.

Los enanos, quienes solo conocen el lenguaje de los “chupamedias” no hablan, solo susurran, y alcanzan su climax existencial cuando ofendidos por la ruptura de la costumbre, apresurados torpemente trepan a los oídos de sus superiores inmediatos, los Gendarmes del Pensamiento árido, susurran el crimen y sugieren sentencia a la innovación de los días.

Hoy los Gendarmes de la Desmotivación, saltan al escenario social, con todo y sus enanos de largos brazos y pensamiento estítico, enarbolando banderas de tolerancia y ecuanimidad, intentan jugar a la “democracia”, al socialismo del Siglo XXI, a la rebeldía fascista con discreta y asombrosa simulación. Sin embargo, en el fondo de sus cuerpos fosilizados, sus almas levantan tribunales en su conciencia y por debajo de sus lenguas, preparan los más aberrantes discursos penales que cualquier inquisidor en los tribunales en Cartagena de Indias envidiaría con certeza su astucia y elocuencia para la sentencia.

Hoy, los gendarmes de la palabra hueca y del pensamiento único y “apropiado”, acuñan nuevos significados a sus sentencias, a su actuar fascistoide. Así, donde aparece: etnocidio, ellos pintan reacomodo poblacional; donde marchan: ecologistas y movimientos sociales, ellos dicen: mafias verdes; donde ven: indígenas organizados; ellos escriben: guerrilla y paramilitarismo; donde aparece ecosistema, humedales, agua y biodiversidad; ellos leen: minas, explotación, negocio y materia prima. Donde aparece: despido, ellos dicen: reducción de personal, consolidación de etapas o reestructuración funcional de la plataforma y jefatura Neogerencial del espacio. (¿?) Son incongruentes con sus propias palabras porque no encuentran si no un significado chucuto.

La semántica para los gendarmes del pensamiento único, es una disciplina corta, cuyas acepciones carecen de verbo y cuando aparecen, están mutilados por sus gerundios demagógicos, por sus infinitivos infecundos. Sus sentidos no son mayores a la extensión de sus espíritus, su léxico se limita al reducto de su conciencia y su color es el blanco / oscuro del imaginario maniqueísta.

Adolecen de creatividad, de innovación, copian, solo copian escrupulosamente los juicios y prejuicios de los muertos que les acompañan. Viven para aceptar los designios preparados en laboratorios de la burocracia y se alimentan con fármacos preparados y ya digeridos por otros. Su ciega soberbia los constriñe y asisten cuando hablan, sin mayores problemas, al cementerio de los clichés y de los lugares comunes.

Por eso, sus ideas de política, de democracia, de rebeldía, de partido unido o de Socialismo del Siglo XXI, es y seguirá siendo Acartonada, infértil, abstracta y graciosamente in – creíble. Su horror, más próximo es la innovación y sus seguidores, analfabetas de las ideas y de las emociones. Amantes de las emociones efímeras creen con entusiasmo que la limosna que con alarde dan, enmascara su miseria.

Por eso no van construir nada más allá que maquille la parálisis de su conciencia, pues para ellos la buena política está en repetir con más acento lo de antes, pero con la pomposidad y la moda de los nombres nuevos.

De allí que sus enemigos menos frecuentes, pero los más irritantes, sean soñadores y hacedoras críticas de esperanza en lo pequeño, y simultáneos en el movimiento de la vida y del amor, cuando lo grande cabe y florece en los lugares donde crece la palabra junto a la indignación del pueblo.

Por eso, las sentencias de los Gendarmes del Pensamiento árido, están emponzoñadas por la desesperanza que se pintan en sus reducidos cargos burócratas. Su horizonte más lejano es la tabiquería de oficina y sus enemigos más cercanos son quienes oficiamos un pensamiento distinto, quienes tenemos nuestra lengua seca de indignación, quienes militamos en la rebeldía de la conciencia libre, soñadora y liberadora, quienes denunciamos e intentamos construir espacios de liberación, de emancipación.

Los Gendarmes de la palabra hueca y los enanos de pensamiento corto, combaten o creen combatir el imperialismo externo, con preguntas y retórica infértil, pero tiemblan y negocian con el imperialismo interno montando escenarios de patriotismo y nacionalismo impecable. El imperialismo interno para los burócratas de la revolución bolivariana como para la oposición anaencefálica no es un enemigo a quien enfrentar, no es un modelo de vida a quien superar, tampoco es una manera de pensar, hacer y hablar naturalizada por el capitalismo sino un obstáculo inexorable, una barrera subestimable, una vereda o camino inevitable con el que habría que negociar irremediablemente, según las pautas de sus procreadores. Lastima esto que ocurre en nuestro país donde con todo y su proceso revolucionario los empresarios siguen mandando ahora más que nunca, la banca privada extralimita su riquezas, la corrupción galopa como el peor de los jinetes apocalípticos y la delincuencia y mafia organizada se parece erguirse como un sexto poder.

Un gendarme en la burocracia de la revolución obedece órdenes, no piensa, no trabaja en su corazón la grandeza del espíritu libre, sino la obediencia, el silencio y la amargura de su prisión casi voluntaria. Acepta su destino de oficina y corbata. Cree que su horizonte debe culminar donde culmina su raquítica obediencia. Por ello, los Gendarmes de la palabra hueca la cosmogonía más amplia que poseen es la apretada agenda de reuniones y urgencias que no van a ningún lugar y que al final del día los sigue dejando vacíos, secos y desolados, pues obedecen ciegamente la superficie de su miedo a innovar. El camino que escogieron es el de la burla y la infamia, la persecución y la ignorancia.

De allí que nosotros, militantes de la rebeldía, de la inconformidad, sujetos y sujetas de la historia que construimos con fe y hacer, pensando y actuando, actuando y escribiendo, dibujando y soñando un país, un espacio, una comunidad y una escuela distinta, somos, indiscutiblemente, un irritante problema, para estos neo - gendarmes del pensamiento plano, de su revolución de cartón y de sus tribunales de argumentos cortos y justicia asalariada.

Hoy aunque nos sigan pintando como las victimas y los hijos de Nadie, Gendarmes de la palabra hueca, queremos decirle que no escarmentamos, ni lo haremos a pesar del miedo que ustedes irradian entre sus enanos susurrantes y su militancia de silencio necróptico.

Hoy, al igual que ayer, queremos sugerirles que ya no sigan gastando los millones del pueblo para tratar de convencer a la gente con sus propagandas corruptas de minerías productivas o petroquímicas ecológicas, porque a pesar de su dinero, sus enanos y sus disfraces, la gente conciente del pueblo los reconoce. Gendarmes del Pensamiento Plano, también queremos decirle que con sus sicarios y sus vendedores de la prosperidad de oropel no podrán construir que no sea su reinado de ruinas y devastación ecológica. A los enanos de susurros cortos, queremos decirles que ya hace un buen rato dejamos de ser tres, que ahora somos más y que aunque no tengamos como estrategia política andar gritando para que nos reconozcan como los hijos de alguien, en variada ocasiones lo hacemos para unir nuestras palabras con la palabra de toda la fuerza del abajo que se mueve y que tiene como sábana de acción sacudir el continente, reventar las patas de la infraestructura de su sistema de silencio y de miedo inmovilizador.

Hoy el Estado venezolano simula celebrar la rebeldía de otros pueblos, para acusar y silenciar la rebeldía y disidencia interna. Se aplaude con aparente satisfacción la resistencia de los mapuches, la organización indígena ecuatoriana, el “desenlace” de la lucha indígena boliviana, se nombra con admiración la poética zapatista, pero se esconde la desobediencia indígena venezolana ANTE.

Para que no podamos escucharnos y vernos todos desde la esperanza de nuestra palabra, cierran los medios donde aparece nuestra imagen o se filtra con la cómoda y gruesa tela que dan las instituciones, nuestra palabra. Para que no aparezcamos en el debate, para que no existamos en la historia que creen estar haciendo, para que no derrumbemos los temas de la moda política, para que no nos asomemos en la opinión pública y quebrantemos su acordado escenario maniqueísta; nos señalan, nos borran las pintas, nos amenazan, nos persiguen, nos intervienen los teléfonos, nos califican como operadores de la CIA, y lo que resulta peor para la vergüenza de todos nosotros colocan la miseria y pobreza de nuestros propios hermanos como justificativo para que mientras el enfrentamiento se da entre hermanos y hermanas, ellos puedan seguir pactando con todos los intereses transnacionales que hoy hacen mayores colas para entrar y operar en el país.

Sin embargo, a pesar de todo su dinero, a pesar de sus amenazas, aunque controlen algunos medios, aunque paguen sicarios, aunque quieran comprar la conciencia, a pesar de que nos enfrenten a nuestros propios hermanos, no han podido borrarnos, no han podido silenciarnos, no han podido aplanarnos, no han podido desaparecernos, no han podido comprarnos con su capital acumulado sobre la miseria de nuestro pueblo, su retórica demagógica, su corrupción y su hacer fascistoide.

Somos la molestia que no tiene precio, la conciencia imborrable, la mancha en la cara, la pinta vista por todos, el mensaje que toca y llega, los multiplicados que desnuda su vergüenza, el hambre de justicia, los militantes de la palabra liberadora, la esperanza rebelde, la acción directa, el grito vivo de nuestros antepasados, el camino de las comunidades, el corazón movilizado, la revolución que camina…! Hijos de la tierra, guerreros verdes, la voz de la selva, los no resignados, la palabra que camina y construye…!!!

POR TODAS NUESTRAS LUCHAS…!!!!

POR EL CAMINO DE LAS COMUNIDADES…!!!!

POR LA DEROGACIÓN DE LAS MINAS DE CARBÓN EN SOCUY - CACHIRÍ….!!!

POR LA DIGNA AUTODEMARCACIÓN INDÍGENA….!!!!

TIERRAS SANEADAS DE MINAS DE CARBÓN Y GANADEROS….!!!

VIVA LA ESPERANZA INDÍGENA…!!!!

VIVAN LOS PUEBLOS EN RESISTENCIA…!!!

VAMOS A CARACAS A SEGUIR DERRUMBANDO EL SILENCIO…….!!!!